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El laberinto y los cuerpos


I
Silabeo del caer, del estar suspendido en el aire,
de la voz que narra el germinar de la vida.
Las manos chispeantes que pueblan el alma del artista
afloran a la inmensa blancura del enredo
donde la tristeza es polvo de algo que esta quieto.

  
II
Ahondar el sentimiento
al suspender la vida  en el laberinto, 
en esa  línea de la palabra donde las horas y la noche
se conjugan en serenos parpados.

El silencio vaga en el límite del grito y los viejos libros
mientras;  el artista encadena el pincel a su mano.
Abre a la mujer en su frondoso valle
-pero todavía es temprano-,
el aire no se quiebra en  las calles
cuando la música, el fuego y el dulce reino de las caricias
cabalgan dejando su huella en un  lienzo que aún pregunta.

La hora se quiebra, el aire trae  el retoque final 
como palabras salidas del verbo
y todo vuelve a la normalidad

cuando el sol desgarra a la nube de la noche.

Graciela Giráldez, 2014. Colección Por Amor al Arte de la ALP.

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