Dejaré todo:
las huellas
del camino,
los nidos de
los bosques.
La senda de
mis ojos en ese trigal
resignado a
despedir al sol,
porque sabe
que, tarde o temprano,
llegará la
niebla.
Dejaré el
olvido
en la llama
horizontal que divide al futuro
y lo hace
inalcanzable.
La piel de mis
pies pegada a la hierba.
Mi vestido, al
saltar
hacia esa
ventana que todo lo absorbe
y me deja a
contraluz
de nuestra
historia.
Dejaré todo y
me convertiré en otra.
Seré… otro
momento, otro aroma.
Seré algo así
como…
un terrón de
tierra que la lluvia disuelve
al empalmar su
lágrima
a un núcleo tan
vulnerable,
como la noche
que asoma al espejo.
Seré esa
sentencia
que agrupará las
letras de tu nombre
de seis en
seis y seré…
como una
travesía profética
si no me
llamas.
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